Ninguna serie del estudio ha ocasionado pérdidas

Taguchi comenzó a trabajar para la compañía en 1988 cuando Enix todavía no se había fusionado con Square. El productor asegura que ningún anime producido por Square Enix ha supuesto pérdidas para la empresa. En una comparación con los videojuegos, afirma que es mucho más sencillo buscar un target concreto y este pensamiento se muestra en las series de Square Enix que se engloban fácilmente en géneros o tendencias concretas como el moe (Bamboo Blade, Saki), fujoshi (Kuroshitsuji) o el eterno shonen (Full Metal Alchemist).
A pesar de todo, hay géneros más complicados que otros, y mientras que algunos son bastante estables, otros como las historias destinadas a las fujoshi (aficionadas al yaoi) o los manga basados en gags resultan más complicados.

Adaptar un anime supone un desembolso considerable. Producir un episodio cuesta una media de 10 a 20 millones de yenes. Y además hay que contar gastos de marketing y publicidad, que dependen de los canales en los que se anuncie y retransmita la serie. Para una serie del estilo Full Metal Alchemist (emitida en canales importantes durante un año) se hace un cálculo de que el desembolso supone unos 500 millones de yenes.
Pero está claro que el gasto compensa. Es un hecho constatado que tras la emisión de un anime, las ventas de manga suben como la espuma. El primer tomo de Full Metal Alchemist pasó de haber vendido unos 150.000 ejemplares a 1.500.000 tras la emisión del anime. Y actualmente cada tomo de FMA vende algo más de 2 millones de copias.

En comparación Taguchi espera que la iniciativa de vender manga online para visionar mediante PSP que presentaron en el pasado Tokyo Game Show las editoriales Shueisha, Shogakukan, Kadokawa Shoten, y Square Enix funcione bien, ya que evita los problemas relacionados con la escasez de puntos de venta y puede ayudar a hacer llegar el manga a más aficionados.
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